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Las
bibliotecas, especialmente aquellas que trabajan en áreas especializadas -universitarias y de investigación- tienen un
reto importante ante sí para poder desarrollar sus potencialidades como
verdaderos centros de apoyo a la investigación, que proporcionan servicios
documentales a la medida de las necesidades de sus usuarios. En este contexto
cabría preguntarse qué papel desempeña la biblioteca en la construcción de la Sociedad
de la Información. Facilitar información es un aspecto que siempre ha estado
presente entre las funciones desarrolladas por la biblioteca, y probablemente
no exista un cambio en las funciones conceptuales, aunque si se ha operado una auténtica revolución en
cuanto a los medios y capacidades disponibles
para optimizar esos objetivos.
Los
profesionales de la información han ido incorporando nuevos roles profesionales
en un proceso continuo y progresivo, adaptando e incorporando sus tareas al uso
de la Tecnología de la Información.
El
trabajo en redes de información en las bibliotecas responde a dos orientaciones:
·
La biblioteca como usuaria de los recursos y
servicios de información en Internet.
·
La biblioteca como proveedora de servicios de
información en Internet.
Ambos
aspectos lejos de entrar en contradicción se complementan, pues para la
provisión de esos servicios, la red supone una herramienta de primera utilidad
de cara a apoyar y mejorar los procesos técnicos y de información, que servirán
de sustento a los servicios que
proporciona la biblioteca en la propia red.
Los
documentos electrónicos, aunque aparecieron en los años 80 – tanto en línea como en CD-ROM- no tuvieron un uso generalizado hasta
que no han sido de uso común las redes
de información. El documento electrónico
ha supuesto una simplificación del proceso de publicación: abaratando
los costes de producción, facilidad de elaboración, rapidez de edición y
capacidad de acceso, ya que cualquier documento que se edita en la red por el
sólo hecho de hacerlo tiene una potencialidad de uso universal, lo que a su vez
conlleva unos cambios sustanciales en las pautas de consumo y comunicación,
sobre todo en el ámbito académico y en la edición científica, donde se dan las
circunstancias apropiadas para la sustitución de la edición tradicional.
Esto
por otro lado afecta a la edición comercial, ya que en alguna medida este sector está perdiendo el control
sobre la producción, al convertirse de
esta manera la publicación electrónica en un producto directo entre los generadores de información
científica y sus inmediatos consumidores. Si bien hay que poner de manifiesto
que esta facilidad para la edición hace
de Internet un voluminoso almacén de
información de muy diversos contenidos, calidad y utilidad -debido en buena parte al carácter descentralizado
de la red-, lo que ha llevado a que algunos autores la hayan comparado con una
gran biblioteca sin catálogos, pues no responde a criterios de información estructurada orientada a la recuperación,
lo que hace de ella un depósito caótico para la publicación y distribución de
documentos de gran variedad de
contenidos, formatos y perdurabilidad provenientes de todo el mundo.
Todos
estos aspectos que afectan al proceso de
investigación, edición, difusión y consumo
de la información. También tienen su incidencia en el proceso de información y
comunicación que desarrolla la biblioteca de investigación, abriendo a ésta
nuevas posibilidades como entidad gestora del
conocimiento.
Este
concepto abarca todo el proceso antes mencionado, desde la relación bidireccional producción-consumo
de información hasta la difusión de la
misma.
La
tarea fundamental de la biblioteca en este contexto sería la organización de
los recursos de información en red, posibilitando un mejor acceso a Internet a
través de servicios que de alguna manera garanticen un acceso efectivo a los
recursos.
Cabría
preguntarse qué servicios pueden ser estos:
·
La biblioteca por las tareas tradicionales
que ha venido desarrollando a lo largo
de su devenir histórico -seleccionando, adquiriendo y procesando
información- es la entidad clave para la
organización del conocimiento en la red, de cara a crear y aplicar sistemas
estructurados de recuperación de
información: Metadatos y sistemas de
búsqueda de información distribuida (protocolo Z39.50)
·
Aprovechar la capacidad de las nuevas
tecnologías para proveer servicios de información.
·
Otro papel que se ha asignado a la biblioteca
en este contexto es como entidad garante
democrático de acceso a la información, otorgando al bibliotecario la tarea de
mediador entre la información y el usuario, en
el cual tendrían gran importancia las tareas de formación de usuarios
La
biblioteca en este contexto está generando un nuevo concepto de biblioteca; La
Biblioteca Digital.
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