La
aplicación de la tecnología de la información posibilita la definición de una nueva estrategia de desarrollo de las
organizaciones documentales. Entre ellas el establecimiento de espacios
virtuales a través de los cuales los usuarios
pueden acceder a las colecciones con independencia de las coordenadas
espaciales o temporales.
Esto
supone una reorganización de los
procesos técnicos y administrativos
que conforman la biblioteca: sus recursos materiales, humanos y servicios para
dotarla de una infraestructura cliente-servidor adecuado.
Actualmente,
la incorporación cada vez mayor de materiales en soporte electrónico hace que la gestión de la colección
de materiales en soporte tradicional incremente su complejidad, y aunque los
recursos electrónicos, tarde o temprano, dominen en las bibliotecas digitales,
éstas seguirán albergando materiales en soporte papel, formando parte de un
servicio único que administre dos
aspectos diferentes: recursos digitales y tradicionales.
Algunos
autores hablan de la biblioteca "híbrida" que sería una etapa previa
a la biblioteca digital, cuya
consecución dependerá más de que se opere un cambio cultural que del propio
desarrollo tecnológico.
La
progresiva implantación de la biblioteca digital tendrá efectos sobre las diferentes áreas de la misma, sobre el
desarrollo de la colección, sobre su uso,
sobre el servicio de referencia y sobre la formación de usuarios. Pero como
toda innovación tecnológica, ésta producirá una crisis transaccional que el tiempo y el uso incorporarán a sus rutinas
habituales.
Las
ventajas que ofrece la biblioteca virtual se basan en la premisa de que todos
los usuarios tienen las mismas posibilidades de acceso a los recursos de la
biblioteca, independientemente de las coordenadas espaciales y temporales del usuario, ya que es un servicio permanente que al que se puede
acceder desde cualquier parte y a cualquier hora, además de poder ser utilizado
al mismo tiempo por varios usuarios a la vez de manera interactiva.
De
esta manera, se crea una comunidad virtual a la que se posibilita acceder a todos los servicios tradicionales
de la biblioteca presencial, posibilitándoles además disponer de toda una serie
de servicios adicionales derivados del diseño de la biblioteca digital. Una
biblioteca digital ofrece todos los
servicios necesarios de forma remota, poniendo a disposición de los usuarios
servicios tradicionales: información y referencia, préstamo, obtención de documentos, etc. y herramientas adecuadas a
las particularidades de este tipo de
usuarios: textos electrónicos, revistas electrónicas, sumarios de revistas,
resúmenes de documentos, etc.
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